El afianzamiento de préstamos se consolida en Colombia como una herramienta para facilitar el acceso al crédito formal sin la penosa situación de estar acudiendo a familiares y amigos para que sirvan de codeudores, en momentos en que las circunstancias financieras son difíciles.
Mejor aún, también sirve para que jefes de hogar, amas de casa, estudiantes y emprendedores no tengan que acudir al costosísimo crédito informal que en la calle se denomina gota a gota o prestadiario, a través del cual se pagan intereses, que incluso superan con creces la propia tasa de usura que regula en el país la Superintendencia Financiera. Gracias a esta figura, el país cuenta con un antídoto contra estos agobiantes mecanismos de financiación que, en la práctica, asfixian a millones de colombianos.
En circunstancias como las que ha vivido recientemente la economía colombiana, primero por los efectos de ya cerca de un año y medio de pandemia, segundo, por la agitación social que afectó seriamente la productividad empresarial, las exportaciones, el comercio y el empleo, la figura del afianzamiento de crédito también hace su aporte a la recuperación tanto del crédito como la calidad de la cartera.
De hecho, la pandemia ha limitado las opciones de los colombianos en términos de garantías para acceder a sus créditos, y más puntualmente, ha dificultado encontrar posibles codeudores que acompañen sus obligaciones financieras.
Independientemente de los efectos de 15 meses continuos de la pandemia sobre la colocación de créditos formales, son llamativos los síntomas de mejoría en los resultados de los bancos colombianos, que en los primeros cinco meses de 2021 ganaron $3,7 billones, $400.000 millones más que el mismo período de 2020, de acuerdo con reportes oficiales de la Superfinanciera. También en ese período, los activos de la banca ascendieron a $2.249 billones, con alza de 4,1%. Desde luego, ese comportamiento incidirá en una mejoría en la colocación de préstamos.
Si bien en Colombia existen diferentes formas de gestionar el riesgo crediticio, el afianzamiento es una de las herramientas más completas, puesto que previene el deterioro de la cartera de créditos, al tiempo que apoya el seguimiento y la gestión constante de los clientes en mora.
Es evidente la importancia de facilitar el acceso al crédito formal a los colombianos a través de mecanismos de inclusión financiera, construyendo un gana gana tanto para usuarios como para colocadores formales de préstamos. Es por ello que el afianzamiento se encarga de gestionar el cobro en instancias jurídicas, así como también de pagar el saldo insoluto de la deuda en caso de que no se llegue a un acuerdo de pago con el deudor en instancias anteriores.
Otro aspecto relevante es que el mecanismo se convierte en un puente efectivo para apoyar a la población joven mediante las nuevas alianzas que buscan brindar más facilidades para acceder al crédito educativo y otras necesidades, como, por ejemplo, la movilidad y el progreso socioeconómico.
En nuestro caso, ya estamos próximos a los 50.000 préstamos afianzados desde 2014, un dato que, sin duda, se convierte en un multiplicador de alivio financiero para muchas familias colombianas que se apoyan en la banca y las financieras debidamente acreditadas ante la Superfinanciera.
Gracias al afianzamiento, las agotadoras búsquedas de un codeudor van quedando atrás, al tiempo que se abren tanto a solicitantes de créditos como a sus generadores, innovadoras y rápidas alternativas, que, de paso, contribuyen a la urgente necesidad de reactivar la economía desde la óptica de un sano financiamiento.
Fuente: La Republica